Muchos piensan que las castañas son un fruto seco, pero no es así, su composición está más cercana a la de un cereal. Las castañas contienen más de un 50% de agua, 45 g de hidratos de carbono, 2,4 g de proteína y 2,2 g de grasa. Su poco aporte en grasas y su aporte en hidratos de carbono hacen que su composición sea más parecida a la de un cereal como puede ser la avena.
Pero no por eso debemos a menospreciar a las ricas castañas, ya que son una fuente de vitaminas y minerales. Entre su aporte vitamínico destaca su contenido en vitaminas del tipo B como la vitamina B3 o niacina (1,3 mg por cada 100 gramos), vitamina B9 o folato (70 µg), vitamina E (0,5 mg) y la vitamina C (26 g por cada 100 gramos). En cuanto a los minerales, las castañas son una buena fuente de potasio (592 mg), de fósforo (107 mg) de Zinc (0,57 mg) y Cobre (0,5 mg).
A continuación te vamos a explicar si las castañas son digestivas o indigestas.
¿Las castañas son digestivas?
Esto es algo relativo, depende mucho de cómo se coman las castañas y en qué cantidad, si es en harina, crudas o cocinadas (asadas o hervidas). Las castañas crudas, por ejemplo, son astringentes y vienen muy bien en caso de diarreas.
Mientras que las castañas cocidas, con su aporte de fibra, resultan reguladoras de la función intestinal, su consumo beneficia a personas que sufren de estreñimiento, pero hay un inconveniente con el comportamiento de las castañas dentro del sistema digestivo y es que pueden generar gases.
¿Cuándo son indigestas las castañas?
Si decidimos consumir las castañas crudas debemos saber que pueden resultar indigestas y generar flatulencias para muchas personas debido a su gran cantidad de fibra soluble y taninos.
Es por eso que recomendamos consumir las castañas asadas y masticarlas muy bien antes de tragarlas para facilitar su digestión.
Ahora que ya sabes cuando las castañas son digestivas y cuando indigestas, te recomendamos consultar nuestro artículo con los beneficios y contraindicaciones de las castañas.