La gripe A es una enfermedad infectocontagiosa causa de la influenza A subtipo H1N1, es decir, es una cepa híbrida que surgió de una mutación del virus, donde se combinaron nuevos componentes, dando origen a un nuevo virus con elevada capacidad de mutación y mayor capacidad de transmisión entre personas.
Siendo importante mencionar que no se trata del mismo virus que origina la gripe común o mejor conocido como influenza estacional, pero sí comparte parte de sus características morfológicas y sintomatología en el cuadro clínico.
Así, como los virus que conforman la familia de la gripe A tiene un gran potencial pandemiógeno se han posicionado como un problema de salud pública de gran repercusión a nivel mundial. De ahí la importancia, de conocer qué es exactamente este virus y cómo podemos manejar su transmisión y prevención.
¿Qué es la gripe A?
La gripe A o también conocida como gripe porcina, gripe norteamericana, nueva gripe o gripe A (H1N1). Es un virus que pertenece a la familia Orthomyxoviridae, donde encontramos la cepa A, B, C y D. Donde los de mayor importancia epidemiológica son los dos primeros, pues la cepa C origina una enfermedad respiratoria asintomática frecuentemente asintomática.
Entonces la gripe A se define como una infección del aparato respiratorio de clínica aguda, la cual se cataloga como una zoonosis, que tiene alta capacidad para transmitirse de persona a persona.
Pues, es un virus calificado como un híbrido, pues su material genético proviene de una cepa humana, dos porcinas y una aviaria, el cual sufrió una mutación y dio un salto entre especies, de los cerdos a los humanos.
En cuanto a su morfología la cepa A es un virus de ocho segmentos de ARN de cadena negativa, el cual posee dos antígenos de superficie: la hemaglutinina que posee 18 subtipos diferentes y las neuraminidasas con 11 subtipos. Y serán estas variaciones en sus antígenos de superficie los que darán origen a los diferentes subtipos de la gripe A.
Es por esto último, que los virus A de la gripe pueden crear variaciones o cepas continuamente, con modificaciones antigénicas que permitan evadir la memoria inmunología y causar mayor morbimortalidad.
Síntomas de la gripe A
El cuadro clínico de la gripe A en forma general es similar a los presentados en la gripe estacional, y tiene un periodo de incubación que varía entre las 24 horas hasta el 4to o 5to día de infección.
Clínicamente puede manifestarse como síntomas subclínicos o asintomáticos o cursar con complicaciones de avance grave como una neumonía complicada. Así, entre los síntomas característicos se encuentran los siguiente:
- Fiebre cuantificada entre los 38°C a 40°C
- Tos seca recurrente
- Dolor de garganta
- Secreción nasal
- Fatiga, dolor o molestias generalizadas en el cuerpo
- Cefalea (dolor de cabeza)
- Disnea (problemas para respirar)
- Pérdida del apetito
- Escalofríos
- Dolor en los ojos
Por su parte, el curso natural de la enfermedad suele iniciar con un dolor de cabeza, obstrucción nasal y tos seca, que posteriormente se acompaña de escalofríos, episodios febriles, malestar general y pérdida del apetito. Síntomas que a partir del 3er día van disminuyendo y desaparecen completamente alrededor del 6to día.
Sin embargo, es importante mencionar que existen presentaciones clínicas típicas de la enfermedad, que siguen el orden antes mencionado. Pero, también pueden ocurrir cuadros atípicos donde la presentación de los síntomas puede variar, aspecto que irá ligada con la inmunidad y estado de salud de la persona, comorbilidades asociadas y severidad del cuadro.
Causas de la gripe A
La causa que determina la aparición y diseminación de este tipo de cepa gripal es el virus de la influenza A subtipo H1N1. El cual es una zoonosis (que se transmite de animales a humanos) y que puede contagiarse de humanos a humanos a través de gotitas de secreciones respiratorias de una persona contagiada.
Así, este tipo de virus afecta a todos los tipos de células del epitelio respiratorio, donde se adhieren y penetran el interior de la célula para iniciar su ciclo de replicación viral. De ahí que, entre más pequeño sea el vehículo de transmisión mayor será el nivel de contagio, pues las gotitas podrán evadir los primeros mecanismos de protección y acceder más fácilmente al árbol bronquial.
Diagnóstico de la gripe A
El diagnóstico de la gripe A se basa en la presencia de signos y síntomas, antecedentes epidemiológicos y pruebas de laboratorios. Así, las pruebas de laboratorios de mayor utilidad diagnóstico son PCR en tiempo real y aislamiento del virus en cultivo.
Los cuáles serán efectuados a través de muestras tomadas por hisopado nasofaríngeo, nasal, de garganta o de aspirado bronquial.
Por su parte, es importante mencionar que se debe sospechar de un caso en cualquier individuo que tenga al menos de dos síntomas sugestivos y el antecedente de un viaje en los últimos 15 días a una zona endémica o zonas con casos confirmados. Mientras que, un caso confirmado es aquel donde hay presencia de síntomas más el hallazgo positivo de alguna prueba de laboratorio.
Tratamiento para la gripe A
Para el tratamiento de la gripe A es importante establecer el punto de partida según la evolución y clínica del paciente, pero básicamente el protocolo terapéutico se fundamentará en aliviar y atenuar los síntomas y signos que manifieste la persona, y de ser necesario aplicar tratamiento de acción antiviral, como lo son los inhibidores de la proteína M2 y los inhibidores de la neuraminidasa.
Así, este tipo de tratamiento puede ser utilizado como medida terapéutica o de profilaxis en población de riesgo o que esté próxima a realizar viajes a lugares con casos confirmados. Con la finalidad de evitar la replicación e invasión viral a la célula sana.
Recomendaciones y prevención de la gripe A
La prevención de cualquier enfermedad siempre estará fundamentada en la promoción de la salud, es decir, brindar información y herramientas confiables y objetivas a las personas, con la finalidad de mejorar el sistema o programas de prevención.
Además, de obtener información acerca del cuidado y manejo de los síntomas. Donde, además, es importante aplicar medidas de prevención, como lo son:
- Lavado de manos: es importante la sanitización de las manos antes de realizar alimentos, luego de utilizar el baño y antes y después de tener contacto con personas que presenten síntomas.
- Uso de equipos de protección personal: incluye el uso de tapabocas quirúrgicas, guantes, faceshield o cualquier otro tipo de material médico que brinde un método de barrera o protección contra el vehículo aéreo del virus.
- Limitar o evitar en contacto con personas contagiadas: aunque el contagio podría o no ocurrir al estar en presencia de una persona contagiada, la proximidad o contacto directo aumenta considerablemente el porcentaje de contagio.
- Aplicación anual de la vacuna antigripal: si bien el virus posee una alta tasa de mutación, la vacunación siempre será la mejor opción de prevención. Y puede ser aplicada de forma regular a todo niño mayor a 6 meses de edad.