Los mejillones son una deliciosa fuente de proteínas y minerales, pero a veces pueden ser difíciles de conseguir frescos en ciertas épocas del año. Afortunadamente, se pueden congelar los mejillones para que puedan ser disfrutados en cualquier momento del año. Sin embargo, es importante seguir los pasos adecuados para asegurarse de que los mejillones mantengan su sabor y textura después de ser congelados.
El primer paso para congelar mejillones es asegurarse de que estén frescos. Los mejillones deben ser cocidos y limpiados antes de ser congelados. Si compras mejillones frescos, asegúrate de que estén cerrados y no tengan fisuras en su concha. Si alguno está abierto, toca su concha con un cuchillo y si se cierra es que está vivo, si no se cierra, significa que está muerto y no se debe consumir.
Una vez que tengas los mejillones frescos, cocínalos en una olla con agua y sal durante unos 5 minutos, hasta que se abran. Desecha los mejillones que no se hayan abierto. A continuación, retira las conchas de los mejillones y limpia las carnes para eliminar cualquier resto de arena o suciedad.
Después de limpiar los mejillones, es importante enfriarlos rápidamente antes de congelarlos. Para hacerlo, sumerge los mejillones cocidos en agua fría con hielo durante unos minutos. Luego, escúrrelos bien y sécalos con papel de cocina.
Ahora los mejillones están listos para ser congelados. Colócalos en una bolsa para congelar o en un recipiente hermético y asegúrate de eliminar todo el aire posible antes de cerrarlo. Etiqueta la bolsa o el recipiente con la fecha de congelación para una fácil identificación.
Es importante recordar que los mejillones cocidos solo se pueden mantener en el congelador durante un período máximo de tres meses. Una vez que estén listos para ser consumidos, descongélalos lentamente en el refrigerador durante varias horas antes de cocinarlos.
Beneficios para la salud que tiene comer mejillones
Los mejillones son una excelente fuente de nutrientes y minerales que son importantes para mantener un cuerpo saludable y funcionando correctamente. Los mejillones son bajos en calorías, grasas saturadas y colesterol, pero son ricos en proteínas magras, vitaminas y minerales.
Los mejillones son una gran fuente de proteínas, lo que los convierte en un alimento perfecto para aquellos que buscan aumentar su ingesta de proteínas. Además, los mejillones contienen ácidos grasos omega-3, que son importantes para la salud del corazón, la reducción de la inflamación y la salud del cerebro.
Los mejillones también son ricos en vitaminas B12 y B6, que son importantes para mantener la salud del sistema nervioso y la producción de glóbulos rojos. La vitamina B12 también es importante para mantener la energía y reducir la fatiga.
Además, los mejillones son una excelente fuente de hierro, selenio y zinc. El hierro es importante para la producción de glóbulos rojos y la prevención de la anemia. El selenio es un mineral esencial que se encuentra en cantidades significativas en los mejillones y ayuda a proteger el cuerpo contra el daño celular y reduce el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer. El zinc es importante para mantener el sistema inmunológico saludable y también es importante para el crecimiento y la reparación de los tejidos del cuerpo.