Géneros periodísticos:
¿Qué son y para qué sirven?
Raúl Peñaranda U. *
Los géneros periodísticos, así como por ejemplo los géneros literarios, son formas de expresión escrita que difieren según las necesidades u objetivos de quien lo hace.
“Si se intenta una definición, dice el académico boliviano Erick Torrico, se puede decir que los géneros son especies -arquetípicas, en la teoría- que reúnen aquellos mensajes que son formalizados de modo tal que constituyen una “familia”, o sea a los que tienen lazos de parentesco en su esencia y en su entorno y que, precisamente por ello, se diferencian de los demás”.
El doctor Josep María Casasús señala en su texto «Estilo y géneros periodísticos» que durante siglos, antes del surgimiento del «lenguaje periodístico», se destacaron nítidamente dos formas de presentar los hechos: el «relato homérico o nestoriano» (presentar los hechos según su importancia decreciente, es decir colocar en los primeros párrafos lo más importante) y el «relato cronológico», es decir según su aparición en el tiempo. El «relato homérico» se inscribe dentro de la retórica clásica.
Podríamos decir que estos son las dos grandes formas de expresión escrita que ha tenido la literatura desde la antigüedad hasta el Renacimiento, cuando empezaron a surgir nuevas modalidades de expresión.
Como se verá más adelante, estas definiciones nos servirán para elaborar una propuesta de definición de los géneros presentes en la prensa boliviana.
La Biblia tiene el primer lead de la historia
Si nos atenemos a lo que dice Casasús, y siguiendo también una idea presentada por Martín Vivaldi, los textos «homéricos» de la antigüedad presentan la forma que muchos años después, con variantes, se ha venido en denominar «pirámide invertida» y lead.
Según Casasús y Vivaldi, en el primer libro de la Biblia, el Génesis, se encuentra el primer lead de la historia: «Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la haz del abismo. Dijo Dios: ‘Haya luz’, y hubo luz. Dijo luego Dios: ‘Haya firmamento en medio de las aguas'».
Con el paso de los años, señala Casasús, este estilo de relatar los hechos según su «fuerza decreciente» fue cediendo ante los relatos cronológicos, que seguían con rigor el relato según su aparición temporal. No importaba que el hecho más importante estuviera expresado al final del texto.
Casasús cita otras obras al margen del Génesis, especialmente las de Homero, en las que se nota que en el primer párrafo, e incluso en la primera oración del texto, está el elemento más importante: «Este joven morirá al amanecer».
El erudito alemán Tobías Peucer, que escribió la primera tesis sobre periodismo, en 1690, dice en su trabajo que en los textos periodísticos debían estar presentes las circunstancias del sujeto, objeto, causa, manera, lugar y tiempo, es decir casi calcados los elementos de las denominadas «cinco preguntas» del lead del periodismo anglosajón que se entronizó dos siglos después.
El retórico hispanolatino Quintiliano, que vivió en el primer siglo de nuestra era, ideó un hexámetro interrogativo que servía para responder sobre las «circunstancias» de los hechos: quis ,quid, ubi, quibus auxiliis, cur, quomodo y quando? (¿Quién, qué, dónde, por qué medios, por qué, cómo y cuándo?).
Las similitudes con las famosas cinco preguntas de la escuela anglosajona de periodismo están a la vista.
El relato cronológico, sin embargo, se impuso posteriormente y fue considerado como el orden «natural» con el que debían expresarse las ideas.
Desarrollo de los géneros periodísticos
El relato de orden cronológico fue el rasgo principal del periodismo hasta bien entrado el 1800.
En los inicios del periodismo, dice el investigador peruano Juan Gargurevich, las «noticias» no existían en el modo que se conocen hoy. Estas eran relatos de temas diversos contados «de la manera más natural posible, y en estricto modo cronológico».
Según el brasileño José Marques de Melo, con la invención de la imprenta de Guttemberg no nació el periodismo, sino la publicidad y la propaganda. Recién cuando se dan ciertas condiciones de libertad económica y de pensamiento a principios de 1700, se puede decir que nace el periodismo.
Sin embargo, era un periodismo ligado a la opinión y las ideas políticas y religiosas. Los diarios (unas cuantas páginas de las que no se imprimían más de unas decenas o centenas de ejemplares) se referían generalmente a temas políticos y eran usados por distintos grupos de interés como instrumentos de amplificación de las ideas.
Aquí encontramos entonces al primer “género” periodístico, o la primera forma de expresión: la opinión.
Los siglos 16, 17 y 18 estuvieron marcados por la política y la teología. Sin embargo, el siglo 19 tuvo el signo de la economía y de importantes avances tecnológicos e industriales y es cuando se terminó de afianzar la división entre “noticias y opiniones” (news and comments) que un siglo antes el Daily Courant de Inglaterra había introducido tímidamente.
Por lo tanto, con la separación entre news and comments nace un segundo “género”, la noticia. Esta separación entre opiniones y noticias, tan propia del periodismo anglosajón, reinó hasta bien entrado el siglo 20 y separó al material periodístico en dos grandes géneros: informativo y opinativo.
En el primer tercio del siglo 19, el célebre impresor Emile de Girardin provocó una de las más grandes revoluciones en la prensa, poniendo las bases de una característica que sigue hasta hoy: introdujo el concepto de los avisos pagados, que pasaron a ser rápidamente el sostén de los periódicos.
Esta fue, entonces, una nueva subdivisión. Por lo menos los diarios empezaron -desde inicios del 1800- a dividirse en opiniones, noticias y publicidad, aunque es evidente que esta última no puede ser considerado como un “género”.
Poco después, a mediados del 1800, se retomó -bajo la forma del «pirámide invertida»- la idea del hexámetro de Quintiliano, unos 17 siglos después de creado. Pese a ello, la agencia norteamericana The Associated Press se ufana de ser inventora de la «pirámide invertida».
En esa época, dice Gargurevich, los periódicos se dividían en «cartas remitidas, diálogos, artículos remitidos, artículos comunicados y a veces las ya olvidadas alegorías (sueños)», y que las noticias propiamente dichas están contenidas en los comunicados.
El desarrollo de la prensa desde mediados del siglo 19 hasta nuestros días ha hecho que se incorporen una serie de nuevos géneros, como veremos a continuación.
Los géneros interpretativos
La tradicional división anglosajona en news and comments de la que hemos hablado en el acápite anterior, cede a principios del siglo 20 a una tercera clasificación, la «interpretación», especialmente impulsada por la revista norteamericana Time.
Así, con la inclusión de este tercer «género», se conforma una de las más generalizadas divisiones de los géneros en la actualidad: informativos, opinativos e interpretativos. La división, sin embargo, no es completamente aceptada, como veremos más adelante, aunque sirve para ordenar la discusión respecto del tema.
El género interpretativo, surgido en la década del 20 cuando Henry Luce y Briton Hadden crearon Time, tuvo su verdadero afianzamiento en plena Segunda Guerra Mundial, dice Gargurevich.
Lo que la «interpretación» busca es dar mayores datos de contexto que expliquen los hechos, no que los califiquen.
Gargurevich señala que en los años 40, en pleno conflicto bélico, y cuando la victoria de los aliados contra el régimen nazi no estaba tan claro, la población ya no requería de «datos fríos», como había sido la tradición en ese país, sino de explicaciones, consideradas antes poco menos que un pecado.
Además, en la década del 40 se recuperan géneros olvidados, como son por ejemplo los crónicas.
Las agencias internacionales norteamericanas empiezan a dividir su trabajo entre news (noticias) y features, que podríamos llamar «notas de color», que Gargurevich señala que corresponden a las «crónicas» del mundo hispanoamericano.
El “Nuevo Periodismo”
En la década del 60 surgió lo que se ha venido en denominar «Nuevo Periodismo» y que es difícil de definir como «género periodístico» por sus evidentes relaciones con la literatura. No vale la pena extenderse en el concepto de «Nuevo Periodismo», pero su impacto e influencia fue inmensa primero en Estados Unidos y luego en el resto del mundo occidental, porque ayudó a liberar más todavía las formas de redacción periodísticas.
Los autores del «Nuevo Periodismo» se permitían «meterse» dentro de la psicología del personaje y reflejar todos los elementos del ambiente, después de hacer varias «entrevistas a profundidad» a todos los involucrados. Los impulsores de esta tendencia no se consideraban a sí mismos como periodistas. Calificaban a su trabajo como expresiones de un “nuevo género literario” y como “novelas de no-ficción”.
Aquellos periodistas (¿o novelistas?) redactaban textos como el que sigue, que relata el fallecimiento por desnutrición de una joven después de seguir una polémica y radical dieta para curar la jaqueca. Nótese que el periodista no fue testigo de los hechos:
“… La tarde del 13 de octubre, Sess y Min Wiener fueron a visitar a su hija en Nueva York. Al verla echada en un colchón, en una esquina del cuarto, Sess quedó boquiabierto y se puso lívido. Beth Ann era un esqueleto viviente, sus piernas eran piel y hueso. Sus ojos aparecían hundidos en sus órbitas. Apenas podía sentarse. No pesaba más de 32 kilos…”». (Texto de Robert Christgau, citado por Tom Wolfe.)
Los experimentos de ese tipo de periodismo no fueron realizados exclusivamente por los periodistas-literatos estadounidenses. En América Latina también se dio este fenómeno, de manera magistral, en los trabajos de Gabriel García Márquez. Este autor escribió varios relatos con las mismas características del “Nuevo Periodismo”. El más conocido de ellos es “Relato de un Náufrago”, escrito cuando en Estados Unidos esa técnica recién se iniciaba.
Hoy, en la segunda mitad de los 90, existen decenas de denominaciones para los géneros periodísticos, según la clasificación que dan los numerosos autores y estudiosos del tema. Desde notas informativas hasta reportajes y análisis periodísticos, pasando por entrevistas, reseñas, críticas, columnas y un largo etcétera, el periodismo nunca tuvo como ahora tantas formas de expresión.
Y pese a ser un fenómeno extendido y que data de los orígenes del periodismo, los estudios de los géneros no han llegado ni de cerca a consensos o generalizaciones respecto de la identificación de éstos. Casi se puede decir que cada autor presenta su propia categorización.
El chileno John Müller señala que «hoy, cuando se habla de géneros periodísticos, se hace referencia a un verdadero caos de tipologías que incluye denominaciones ambiguas, inciertas y en la mayoría de los casos -por esas mismas razones- incoherentes».
Vivaldi, el español pionero en la discusión de los géneros, ya adelantó las dificultades que tendría el debate, en su texto de 1973. En esa obra, el autor señala: “Metodológicamente, admitimos y reconocemos la dificultad de deslindar campos, de precisar netamente, de diferenciar un género periodístico de otro. Como en todo campo artístico -y el periodismo es también arte-, hay un entrecruce de rasgos: artículos que tienen mucho de crónicas; crónicas que son propiamente artículos y reportajes especiales que, por su tono y enfoque, rozan el campo de la crónica o del artículo”.
Los criterios de definición
Esa confusión metodológica a la que hace referencia Vivaldi ha llevado a hacer clasificaciones tomando en cuenta diversos criterios, que son los siguientes:
Según la temática: por ejemplo, periodismo deportivo, periodismo especializado, crónica policial, etc.
Según el modo de trabajo: por ejemplo, periodismo de investigación o periodismo de denuncia.
Según la corriente de pensamiento: en el caso del denominado “Nuevo Periodismo” o Periodismo Católico, etc.
Según el criterio de objetividad: en los casos de «noticia» en contraposición a «editorial», por ejemplo.
Según la estructura: cuando se considera una entrevista, una crónica o un editorial como géneros individuales.
Según el propósito: cuando se señala al periodismo informativo u opinativo, por ejemplo, como género.
Como se ha señalado, diversos autores y estudiosos han efectuado tipologías sobre los géneros, las mismas que han ido evolucionando y cambiando con los años. A continuación, algunas definiciones:
María Julia Sierra divide a los géneros entre periodismo noticioso (crónicas, columnas, reportajes, entrevistas, editoriales, artículos de fondo y noticia) y periodismo literario (semblanza y cuento de la vida real).
John Hohenberg menciona noticia básica (lo más objetiva posible), noticia de interés humano, entrevista, biografía popular, noticia interpretativa, reportaje especializado, columna, reportaje investigador y reportaje de campaña.
Martín Vivaldi menciona tres géneros, que son el reportaje, la crónica y el artículo, y establece las siguientes subdivisiones: gran reportaje, noticia, reportaje-detective, reportaje-cronológico, columna, suelto y artículo de costumbre.
José Luis Martínez Albertos plantea tres estilos: (informativo, de solicitación de opinión y ameno) y cuatro géneros (información, reportaje, crónica y artículo).
Armando de Miguel distingue tres «especies periodísticas», Según los propósitos del periodismo (periodismo informativo, periodismo literario y literatura periodística).
Esteban Morán señala cuatro «géneros informativos» (la noticia, la entrevista, la crónica y el reportaje) y «cuatro géneros de opinión o interpretativos» (el editorial, la crítica, la columna y el comentario).
Johnson y Harris mencionan noticias corrientes, crónicas especiales, nota de interés humano, noticias sociales, ilustraciones (fotografías, gráficos, etc.) y editoriales.
Siegfrid Mandel identifica nota periodística, nota de interés humano, columna, crónica, editorial, entrevista y reportaje.
Luiz Beltrâo define noticia básica, entrevista, crónica y reportaje, subdividiendo éste en tres: reportaje de rutina, historia de interés humano y gran reportaje.
José Benítez plantea noticia o «relato noticioso», entrevista y reportaje.
Juan Gargurevich identifica la nota informativa, la entrevista, la crónica periodística, el testimonio periodístico, los géneros gráficos, la campaña, el folletón, la columna, la reseña, el reportaje y el editorial.
Marques de Melo expresa que los géneros son la noticia, el artículo, la fotografía, la caricatura, la carta. comentario, crónica, editorial y entrevista.
Erick Torrico ubica a los géneros en informativos (con los denominados “subgéneros” noticia, suelto, nota de redacción, cocinado, crónica, entrevista y reportaje), opinativos (editorial, artículo (que), comentario (columna) y crítica) e interpretativos (interpretación y análisis).
John Müller establece tres géneros: informativos, opinativos e interpretativos, aunque no señala sub-clasificaciones.
Mi definición
Mi particular visión de los géneros hace que los divida en cuatro, siguiendo las ideas de Torrico y Müller, pero añadiendo uno, el de los entretenimientos. Así, quedamos con los siguientes:
Géneros informativos
Tienen como función básica el relato de los hechos, reflejándolos de la manera más fría posible, sin añadir opiniones y permitiéndose solamente la presencia de algunos datos de consenso. Incluye la nota o noticia, la crónica, la entrevista y el perfil
Géneros opinativos
Este género se utiliza para dar a conocer “ideas” y “opiniones” en contraposición con el reflejo de los hechos. Las opiniones pueden estar ancladas en los valores, ideas y sentimientos del autor de los textos, y no necesariamente en los hechos.
Están incluidos en este los siguientes: el editorial, la columna o artículo, la caricatura de opinión, el comentario la crítica o reseña y la carta.
Géneros interpretativos
Se ubica en posición equidistante entre el género informativo y el opinativo. Si bien no incluye opiniones subjetivas, si presenta enfoques y visiones específicos de los temas. Ofrece una gran cantidad de datos de contexto y visiones contrapuestas para luego ofrecer conclusiones y dar los elementos suficientes para que el lector entienda los hechos. Incluye las siguientes clasificaciones: análisis y reportaje
Géneros de “entretenimiento”
Busca precisamente “entretener”, es decir provocar solaz y esparcimiento. Su función, a diferencia de los otros géneros, no es la de difundir el relato de un hecho y su valoración, sino la de divertir y distraer.
En este género están incluidos las tiras cómicas y las caricaturas (que no valoren la actualidad o a un personaje), además de crucigramas, juegos, horóscopo, etc.
* Raúl Peñaranda U. es colaborador de Sala de Prensa. Actualmente es asesor editorial del diario La Razón de Bolivia y profesor universitario. Ha publicado los textos «Radiografía de la prensa boliviana», «Objetivo: residencia japonesa» y «Terremoto, la noche más larga».